Pastoral Letter - March 2022
Dear Friends in Christ,
Ash Wednesday this year was celebrated on March 2nd, opening up the season of Lent which is focused on almsgiving, prayer, and fasting. The Gospel of the First Sunday of Lent narrates how Jesus was led by the Spirit into the desert to be tempted by the devil.
Following the narration, we can see how Satan wanted to tempt Jesus for crave satisfaction of food, power, and manipulating God. In the modern world, even in Lent, people crave satisfaction. On Sunday, the devout may anxiously seek a word from the Lord. We seek God’s face. Afterwards we will rush out to Sunday brunches for regrouping, re-creating, and re-composing ourselves after the helter-skelter hustle of the weekday. All week we have worked and struggled, earning our sustenance and paychecks from a world of competition. All week we have done what was necessary to buy what we need and to produce what is demanded of us.
We are all finite creatures beset with daily needs. We are never free from want. Even in the Lord’s Prayer we ask, “Give us this day our daily bread.” God could have created us without these needs, but God did not. God wants us to depend on him. Yet the earth is the Lord’s and God is near to us with everything we need. What we really need is God. Why do we rush about seeking something that can never fully satisfy? God calls us into ever deeper fellowship. God has the best provisions available. Only in fellowship with God are we truly fulfilled. This is regrettably not what people think of in this present age.
Ours is an age of reason, science, and markets. These influences are important in their place, but God’s wisdom is not found in materialism. God’s ways are not our ways, nor are the Holy Spirit’s thoughts our thoughts. This is why we must seek the Holy Spirit while He is near. God is always near and willing to fellowship with us. Yet at some point we find ourselves so far from God we cannot feel or hear him.
God calls us into covenant to be fulfilled and completely satisfied by God. We are called to be the people of God. Our happiness is assured only when we abide in God. God’s sustenance and blessing are freely given. As the people of God our mission is not one of labor and struggle, but one of joy.
For we are “a chosen race, a royal priesthood, a holy nation, a people of his own, so that you may announce the praises of him who called you out of darkness into his wonderful light” (1 Peter 2:9). God loves us and is eager and ready to bless us. During this Lenten season, as we renounce indulgences in order to please God, let us first focus on being with God, spending time with God, drinking the milk and wine he gives us – eating the bread of life. Let us praise him above all the earth so everyone around us will be drawn to the joy and glory of God. In so doing we will be supremely satisfied.
Your Friend and Pastor,
Fr. Linh Nguyen
Estimados Amigos en Cristo,
El Miércoles de Ceniza de este año se celebra el 2 de marzo, abriendo la temporada de Cuaresma que se centra en el diezmo, la oración y el ayuno. El Evangelio del primer domingo de Cuaresma narra cómo Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Siguiendo la narración, podemos ver cómo Satanás quería tentar a Jesús para satisfacer la necesidad la comida, poder y manipular a Dios. En el mundo moderno, incluso en Cuaresma, la gente anhela satisfacción. El domingo, los devotos pueden buscar ansiosamente una palabra del Señor. Buscamos el rostro de Dios. Luego saldremos corriendo a los almuerzos de los domingos para reagruparnos, recrearnos y repararnos después del ajetreo desordenado de la semana. Toda la semana hemos trabajado y luchado, ganando nuestro sustento y cheques de pago de un mundo de competencia. Toda la semana hemos hecho lo necesario para comprar lo que necesitamos y producir lo que se nos demanda.
Todos somos criaturas definidas y acosadas por necesidades diarias. Nunca estamos libres de la necesidad. Incluso en el Padrenuestro pedimos: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Dios podría habernos creado sin estas necesidades, pero no lo hizo. Dios quiere que dependamos de Él. Sin embargo, la tierra es del Señor y Dios está cerca de nosotros con todo lo que necesitamos. Lo que realmente necesitamos es a Dios. ¿Por qué nos apresuramos a buscar algo que nunca puede satisfacer por completo? Dios nos llama a una comunión cada vez más profunda. Dios tiene las mejores provisiones disponibles. Solo en comunión con Dios estamos verdaderamente satisfechos. Lamentablemente, esto no es lo que la gente piensa en esta era actual.
La nuestra es una era de razón, ciencia y mercados. Estas influencias son importantes en su lugar, pero la sabiduría de Dios no se encuentra en el materialismo. Los caminos de Dios no son nuestros caminos, ni los pensamientos del Espíritu Santo son nuestros pensamientos. Es por eso que debemos buscar al Espíritu Santo mientras Él está cerca. Dios siempre está cerca y dispuesto a tener comunión con nosotros. Sin embargo, en algún momento nos encontramos tan lejos de Dios que no podemos sentirlo ni escucharlo.
Dios nos llama a la alianza para ser cumplidos y completamente satisfechos por Dios. Estamos llamados a ser el pueblo de Dios. Nuestra felicidad está asegurada sólo cuando permanecemos en Dios. El sustento y la bendición de Dios se dan gratuitamente. Como pueblo de Dios nuestra misión no es de trabajo y lucha, sino de alegría.
Porque somos “una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios.” (1 Pedro 2:9). Dios nos ama y está ansioso y listo para bendecirnos. Durante esta temporada de Cuaresma, mientras renunciamos a las indulgencias para agradar a Dios, enfoquémonos primero en estar con Dios, pasar tiempo con Dios, beber la leche y el vino que Él nos da, comer el pan de vida. Alabémoslo sobre toda la tierra para que todos a nuestro alrededor sean atraídos al gozo y la gloria de Dios. Al hacerlo, estaremos supremamente satisfechos.
Su Amigo y Pastor,
P. Linh Nguyen