Pastoral Letter - September 2022

Dear Friends in Christ,

This coming Monday, September 5th, we will once again observe Labor Day. It’s a day to honor working men and women all over our country. What a joy it is to gather together to worship on this very special weekend when we recognize and appreciate… work!

It seems that we often lose sight of this weekend as many people simply view it as the final weekend of summer vacations as school is once again in session. Others may see it as another weekend of cookouts and a day off to celebrate work! Well, as we gather to worship this weekend, let’s be sure to take a few moments to appreciate the employment we have! Of course, we realize there is really no such thing as “the perfect job” as there are challenges and difficulties that accompany anything that is worthwhile. But at best, we are grateful to God and appreciate the fruits of labor from our mind and hands. 

There is a Native American creation story from the Maidu Indians of California. God the Earthmaker took some red clay, mixed it with water and carefully shaped man and woman. They were beautiful but unfinished, for they lacked hands. Earthmaker asked the other creatures what kind of hands they should have. The turtle said, “Like mine, so they can swim.” And the coyote spoke up, “No, like mine, so they can run fast.”

Earthmaker thought and thought and then said, “Thank you all, but I’ve decided to make their hands like mine so that they can make things.” Since Earthmaker’s hands were the pattern for human hands, women and men became the most beautiful of all creatures because they could create things with their hands.

The Maidu Indians knew what we have to remember. Our hands are godly in design and so should be busy making as God makes. They should not be hands that hold others back or hands that hold others down, “heavy” hands that prevent freedom, even the freedom to make mistakes. They should be hands busy with making peace, not clenched in anger, but waving away injury in movements of pardon. As Earthmaker’s hands left fingerprints of beauty on all creation, our hands should be busy making our surroundings beautiful, clean and delightful.

It is important to remember that our hands for labor are God’s hands. He gave us a job, at least for now, and we should appreciate and thank the Lord for that blessing of provision! If you are in a job you enjoy, then not only are your financial needs provided for, but also, many of your spiritual needs are taken care of as well! You are happiest when you can recognize God as the source of your blessings! “God will fully supply whatever you need, in accord with His glorious riches in Christ Jesus” (Philippians 4:19).

On this Labor Day, we thank you, Lord, for the gift and opportunity of work; may our efforts always be pure of heart, for the good of others and the glory of your name. We lift up to You all who long for just employment and those who work to defend the rights and needs of workers everywhere. May our working and our resting all give praise to You forever and ever. Amen.

Your Friend and Pastor,

Fr. Linh Nguyen

Queridos amigos en Cristo,

Este próximo lunes, 5 de septiembre, volveremos a observar el Día del Trabajo. Este es un día para honrar a los hombres y mujeres trabajadores en todo nuestro país. Qué alegría es reunirnos para adorar en este fin de semana tan especial cuando reconocemos y apreciamos... ¡al trabajo!

Parece que a menudo olvidamos este fin de semana, ya que muchas personas simplemente lo ven como el último fin de semana de vacaciones de verano, ya que la escuela está una vez más en sesión. ¡Otros pueden verlo como otro fin de semana de comidas al aire libre y un día libre para celebrar el trabajo! Bueno, mientras nos reunimos para orar este fin de semana, ¡asegurémosnos de tomarnos unos momentos para apreciar el empleo que tenemos! Por supuesto, nos damos cuenta de que realmente no existe tal cosa como “el trabajo perfecto”, ya que hay desafíos y dificultades que acompañan a cualquier empleo que valga la pena. Pero en el mejor de los casos, estamos agradecidos con Dios y apreciamos los frutos del trabajo en nuestra mente y manos.

Hay una historia de la creación de los indios nativos americanos Maidu de California. Dios el Creador de la Tierra tomó poca arcilla roja, la mezcló con agua y moldeó cuidadosamente al hombre y a la mujer. Eran hermosos pero incompletos, porque les faltaban las manos. El Creador de la tierra preguntó a las otras criaturas qué tipo de manos deberían tener. La tortuga dijo: “Como las mías, para que puedan nadar”. Y el coyote habló: “No, como las mias, para que puedan correr rápido”.

El Creador pensó y luego dijo: Gracias a todos, pero he decidido hacer sus manos como las mías para que puedan crear cosas”. Dado que las manos del Creador eran el patrón para las manos humanas, las mujeres y los hombres se convirtieron en las criaturas más bellas de todas porque podían crear cosas con sus manos.

Los indios Maidu sabían lo que tenemos que recordar. Nuestras manos son divinas en diseño y, por lo tanto, deberían estar haciendo lo que Dios hace. No deben ser manos que retienen a o que sujetan a otros.  Manos “pesadas” que impiden la libertad, incluso la libertad de cometer errores, deben estar ocupadas en crear la paz, no con puño cerrado con ira, sino sanando las heridas en los movimientos de perdón. Así como las manos de Creador dejaron huellas  de belleza en toda la creación, nuestras manos deberían estar ocupadas haciendo que todo lo que nos rodea sea hermoso, limpio y encantador.

Es importante recordar que nuestras manos son las manos de Dios. ¡Él nos dio empleo, al menos por ahora, y debemos apreciar y agradecer al Señor por esa bendición! Si estás en un trabajo que disfrutas, entonces no solo logras tus necesidades financieras, sino que también  llenas muchas de tus necesidades espirituales. ¡Eres más feliz cuando puedes reconocer a Dios como la fuente de tus bendiciones! “Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

En este Día del Trabajo, te damos gracias, Señor, por el don y la oportunidad de trabajar; que nuestros esfuerzos sean siempre puros de corazón, para el bien de los demás y la gloria de su nombre. Elevamos a ti, a todos los que anhelan un empleo justo y a aquellos que trabajan para defender los derechos y las necesidades de los trabajadores en todas partes. Que nuestro trabajo y nuestro descanso te alaben por los siglos de los siglos. Amén.

Su Amigo y Pastor,

P. Linh Nguyen

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