Pastoral Letter of June

Dear Friends in Christ,

At the rite of dismissal at Mass, when the priest or deacon says, “Go forth,” it’s like a reminder of the “Great Commission” Jesus gave to His followers (ref. Matthew 28:18-20). He wanted them to go out and tell everyone about Him, help them believe, and teach them His ways. When we hear “Go forth,” it’s like Jesus telling us to do the same.

Go forth” reminds us to be active. This phrase means that we don’t just sit and watch during Mass. It’s a sign that we should do something now. We’ve learned and prayed; now it’s time to live as Jesus taught us. It’s like when you learn a new skill, like cooking or playing an instrument. You don’t just learn about it; you have to practice it to really understand and get better at it. Our faith is the same way.

Go forth” reminds us to carry Jesus with us. When we leave Mass, it doesn’t mean we leave Jesus behind. Instead, it means that we take his love and teachings with us, like a light that we can share with others. It’s like carrying a special gift with you wherever you go, a gift that you can’t wait to share with everyone you meet.

Go forth” reminds us to spread the Good News. We should tell others about Jesus and His love, not just by talking, but by being kind and helpful, just like Jesus. It’s a reminder to bring peace and love to the world, even when it’s difficult. We should try to make things better and bring people closer together. It’s not always easy, but it’s what Jesus wants us to do.

Go forth” reminds us to worship God everywhere. Even after Mass is over, we can continue to worship God in our daily lives by being good and loving to others. It’s like when you love someone, you don’t just tell them once and then forget about it. You show your love every day, through your actions and your words.

When we leave Mass, we don’t go back to our regular routines; we go back into the world with a mission. We’re called to take the values and teachings we’ve celebrated at Mass into the real world. The Eucharist itself begins and ends with a reference to the Holy Trinity - “In the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit.” This reminds us that our God is a God of relationships, a God who wants to be close to us and wants us to be close to each other. We’re sent out to bring others into relationship with God.

God is all about relationships, and the Eucharist invites us to interact with God and with others. It reminds us that we are all connected, as Jesus prayed, “I pray... that they may all be one, just as you, Father, are in me and I am in you, that they may also be in us, so that the world may believe that you sent me” (John 17:20-21). This is a powerful reminder that our faith is not just about our individual relationship with God, but about our relationships with each other. We are called to be one, to love and support each other, just as God loves and supports us.

So, next time you hear the words “Go forth” at Mass, remember that it’s not just an ending, but a beginning. It’s the start of a new opportunity to live out your faith, to share God’s love with others, and to make a difference in the world.

Your Friend and Pastor,

Fr. Linh Nguyen

Queridos amigos en Cristo,

En el rito final de la Misa, cuando el sacerdote o diácono nos dice, “Vayan en Paz,” es como un recordatorio de la “Gran Comisión” que Jesús les ordenó a sus discípulos (Mateo 28:18-20). Él quería que ellos fueran y les dijeran a todos los pueblos lo que Él les había encomendado; hablarles de Jesús, hablar de sus doctrinas, y enseñarles a creer. Cuando escuchamos, “Vayan en Paz,” es como si Jesús nos estuviera diciendo que hagamos lo mismo.

Vayan en Paz” nos recuerda estar siempre activos. Esta expresión significa que durante la Misa no es solamente cuestión de sentarnos y ver al sacerdote. Esta es una señal de que ahora debemos participar en la Misa. Ya hemos aprendido sus enseñanzas y a orar; y ahora debemos vivir como Jesús nos enseñó. Esto es muy parecido a cuando aprendemos algo nuevo; como a cocinar o a tocar un instrumento musical. No sólo es cuestión de aprender los conceptos sobre ello, tienes que practicar y practicar para aprender a fondo, mejorar continuamente y perfeccionarlo. Nuestra fe crece de la misma manera.

Vayan en Paz” nos recuerda que llevemos a Jesús en nosotros. Cuando se termina la Misa y salimos de la Iglesia no dejamos a Jesús atrás. Él está en nosotros con su amor y enseñanzas, para compartir como una luz que difundimos a otros. Esta luz es como un regalo especial que siempre llevas contigo a dondequiera que vas, porque deseas compartirlo con todos con quienes te encuentras.

Vayan en Paz” nos recuerda difundir las Buenas Nuevas. Debemos dejarle saber a otros de Jesús y de su Amor, no solamente hablando de ello, sino siendo nobles y ayudando a otros, así como lo hizo Jesús. Es un recordatorio para traer paz y amor al mundo, por más difícil que sea. Debemos mejorar situaciones, ayudar a otros a unirse. Esto es lo que nos pide Jesús, por más difícil que sea, pero es lo que Él quiere que hagamos.

Vayan en Paz” nos recuerda adorar a Dios en todos los lugares. Después de la Misa, todos podemos seguir adorando a Dios en nuestras vidas diarias comportándonos bien y amando a todos. Es como cuando tú quieres a alguien, no se lo dices solamente una vez y ya. Tú le demuestras tu cariño día tras día a través de tus acciones y palabras.

Cuando salimos de la Iglesia después de la Misa, no regresamos a nuestras rutinas regulares. Regresamos al mundo con una misión. Somos llamados a llevar los valores y enseñanzas que acabamos de celebrar al mundo en que vivimos. La Eucaristía misma comienza y termina refiriéndose a la Santísima Trinidad – “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Esto nos hace recordar que nuestro Dios es un Dios de vínculos y relaciones, un Dios que quiere estar cerca de nosotros y quiere que nosotros estemos unidos. Él nos manda a traerles a otros para desarrollar vínculos con Dios.

Para Dios lo más importante es establecer vínculos y relaciones. La Eucaristía nos invita a establecer vínculos con Dios y con nuestros hermanos. Esto nos recuerda que todos estamos unidos, como Jesús rogó diciendo, “Yo ruego...para que todos aquellos sean uno, como tú, Padre, estás en mí, y yo estoy en Ti. Que ellos también sean uno en nosotros para que todo el mundo crea que tú me has enviado”. (Juan 17:20-21). Esto es un recordatorio poderoso que nos hace ver que nuestra fe no sólo es un vínculo individual con Dios, sino también vínculos entre nosotros. Somos llamados a ser uno, amarnos, ayudarnos mutuamente, así como Dios nos ama y apoya.

Bueno, la siguiente vez que escuches las palabras “Vayan en Paz” durante la Misa, acuérdate que esto no es el fin. Es un nuevo comienzo para una nueva oportunidad de vivir nuestra fe plenamente, para compartir el amor de Dios con nuestros hermanos, y para tener un impacto positivo en nuestro mundo.

Su amigo y pastor,

P. Linh Nguyen

 

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